Comprando Queso Real
Cómo elegir un queso genuino y dejar de comer “plastiqueso”.
Recientemente hemos sido bombardeados con información sobre la calidad de los quesos comerciales debido a que PROFECO prohibió la venta y comercialización de algunas marcas de estos lácteos por irregularidades que se encontraron en los productos (Lee la noticia aquí). Actualmente existe una gran diversidad de marcas de quesos en el mercado, en las cuales confiamos nuestra salud y consumimos sin cuestionar, ¿pero realmente sabemos qué es lo que estamos comiendo? En Mantel & Servilleta nos dimos a la tarea de recopilar la información más importante para que puedas tomar una buena decisión al momento de comprar y consumir estos lácteos.
Lo primero que debemos hacer es revisar los ingredientes enunciados en la etiqueta. Un queso genuino debe contener la menor cantidad de ingredientes, por lo general leche, cultivos lácticos o fermentos, cuajo y sal. Si contiene otro tipo de ingredientes como conservadores o almidones, lo recomendable es optar por otro producto. Un queso es un subproducto de la leche por lo que el primer ingrediente (y la mayor cantidad) debe ser este. Si hablamos de un queso en particular, como el queso oreado de vaca de la marca Villa de Patos, en su etiquetado podremos encontrar lo siguiente: “Leche de libre pastoreo, cultivos lácticos, cuajo y sal”, haciéndolo una excelente elección para consumo.
Fotografía: Quesos Marca Villa de Patos
Por otro lado, revisando los ingredientes de un queso rallado comercial que se utiliza normalmente sobre antojitos mexicanos como tlacoyos, tostadas y elotes en vaso, pudimos apreciar que sus ingredientes son: “Almidones, gomas, sabor a queso y agua”, en ningún momento mencionando siquiera leche o grasa de algún tipo. Evidentemente este producto, al que se le denomina comercialmente como “coco rallado”, es un caso extremo, sin embargo si hablamos de quesos que encontramos en el supermercado y que consumimos día a día, observaremos que varios utilizan algún tipo de los siguientes ingredientes que nada deben hacer en nuestros quesos: “Caseína, grasa vegetal o butírica, agua, sales como citratos y fosfáto de sodio, ácidos, colorantes y saborizantes”.
Si analizamos un caso menos drástico pero que es de consumo diario en muchos hogares, podemos mencionar la marca Singles que desde su nombre identificamos que es un queso análogo, ya que se denomina como: “Singles, con auténtico queso”, es decir, no es queso sino que solo contiene una pequeña proporción (6.6 gr). Los ingredientes enlistados en su etiqueta son los siguientes:
Agua, queso maduro tipo cheddar (22%) (leche, sal, cultivos lácticos, enzimas), sólidos de la leche (leche descremada en polvo, suero de queso en polvo y concentrado de proteína de leche), estabilizantes (grenetina y alginato de sodio), sales fundentes (citrato de sodio y fosfato disódico), sal yodada, ácido láctico, fosfato tricálcico, ácido sórbico, saborizantes naturales, colorantes naturales (extracto de annatto, oleorresina de paprika y beta-ago-8´-carotenal).
Posterior a revisar el etiquetado, es importante evaluar el queso por su apariencia. La leche, siendo el principal ingrediente, es la que regirá el color que vamos a encontrar; dependiendo del tipo de leche del que esté elaborado nuestro queso, podremos apreciar tonos distintos: la leche de vaca tiene un color amarilloso, la de cabra un color más blanco y la que proviene de la oveja un tono grisáceo. Si nuestros quesos de vaca o de oveja son muy blancos, seguramente en la etiqueta encontraremos un ingrediente químico como el dióxido de titanio, que se asocia con un proceso de blanqueamiento. No existen evidencias de que este químico sea nocivo para la salud y se utiliza comúnmente en la industria alimentaria para que los productos sean visualmente atractivos, sin embargo, al ingerir quesos “blanqueados” es importante estar conscientes de que no estamos consumiendo un producto 100% natural.
Un punto clave a considerar es que la leche es un producto natural que proviene de seres vivos, por lo que es cambiante dependiendo de la estacionalidad del año y del alimento que reciben los animales que la producen. Por esto, normalicemos las variaciones en los productos que consumimos y así evitaremos una estandarización a base de productos químicos por parte de los productores de quesos y alimentos de origen animal, que muchas veces se ven orillados a procesar químicamente su producto por exigencias de nosotros los consumidores.
Habiendo detallado los elementos importantes para evaluar un queso genuino y evitar los quesos análogos, podemos hacer una compra informada y no dejar nuestra salud en las manos de grandes corporaciones que cuentan con nuestra ignorancia. Por último, terminamos agradeciendo a esos extraordinarios productores y distribuidores de quesos mexicanos, como Bendito de Casa Mendoza (@quesosdechiapas), Rancho San José María (@ranchosanjosemaria), Villa de Patos (@villadepatos), Rancho Santa Marina (@ranchosantamarina), Rancho Cuatro Encinos (@ranchocuatroencinos), Sierra Encantada (@sierra_encantada), Lactography (@lactography), Mi Pueblo Mágico (@mipueblomagico), Flor de Alfalfa (@flordealfalfa), entre muchos más, que ponen a nuestro alcance extraordinarios quesos genuinos.
¡Salud!